Entrevista al ser humano detrás del médico: Dr. Gustavo De Simone
Magister en Medicina Paliativa – Presidente Pallium Latinoamérica
Bienvenidos a este espacio donde queremos conocer a cada integrante del Equipo Pallium. Aprovechando el Día del Médico, lo conoceremos desde otra perspectiva. ¡Una entrevista exquisita!
Comenzando por tu infancia, ¿Cuál fue tu peor travesura de niño?
De niño era muy aplicado, de buena conducta. Soy el mayor. No era de hacer grandes travesuras, aunque… jugando con mis hermanas, generalmente hacía alianza con una de ellas y ¡molestábamos bastante a la otra! Éramos muy seguidos en edad, casi mellizos, íbamos a todos lados juntos. Hacíamos como un bloque, le apagábamos la luz, le decíamos “vení al cuarto” y cuando entraba se le caían los almohadones arriba de la cabeza. Cosas de chicos, travesuras, nunca se lastimó, los almohadones eran livianos (NdE: necesita aclararlo / ¡es médico!).
¿Qué 3 canciones no pueden faltar en un viaje a Mar del Plata?
Desde la primera infancia fuimos a Mar del Plata. Los Beatles; una que me gusta mucho es “Aquí viene el sol”. Otra se llama “El final”, tiene una letra muy linda. Dice: “Y al final el amor que recibes equivale al amor que construyes”. Y alguna de rock nacional.
Sabemos de tu amor por Los Beatles, ¿podrías regalarnos una analogía entre esta banda y los Cuidados Paliativos?
Sostengo que hay un paralelismo entre Los Beatles y los Cuidados Paliativos.
- Histórico; ambos nacen en la década del 60, una década un poco revolucionaria, donde empiezan a caer algunos paradigmas que eran intocables… Y también en la medicina, como la importancia al final de la vida. Los Beatles hablan de la “Revolución”.
- Yo creo que en Cuidados Paliativos es necesario un humor saludable. Tomar una cierta distancia con la realidad, no para ignorarla, sino para percibir que tiene algunas cosas casi irónicas. Por supuesto, cuando hablo de humor, hablo de un modo sano, que descomprima un poco esta realidad. El humor ayuda a tolerar situaciones que uno preferiría que no existieran, pero no todo se elige. A veces la vida nos interpela con situaciones inesperadas, indeseadas, pero que aparecen… Los Beatles tienen mucho humor en las letras.
- Trabajo en equipo. Los Beatles tienen una canción muy linda: “Con una pequeña ayuda de mis amigos” porque solos no podían lograrlo. Y trabajar en ciencias de la salud, particularmente cuidados paliativos, no lo podemos hacer solos. Tenemos que apoyarnos unos con otros: médicos, enfermeros, psicoterapeutas, trabajadores sociales, terapistas ocupacionales, en fin, todo el equipo en conjunto.
- Ética y la moral. La base de cuidados paliativos es ética. Hay muchos temas de Los Beatles que tienen referencias a aspectos éticos. Cuando entré en esto me decían “no vas a ganar un peso”. Hay una canción de Los Beatles que se llama “El recaudador de impuestos” que dice el 99% es para vos y el 1% es para mí. El dinero no siempre se distribuye equitativamente… Lo que vende habitualmente es la curación y parece que, si uno no puede “curar” una enfermedad, entonces no tiene valor lo que se hace.
¡Hay una cantidad de paralelismos! Por supuesto que el puente es mi cabeza y mis emociones. ¡No creo que Los Beatles hayan pensado en los Cuidados Paliativos ni que el movimiento de cuidados paliativos se haya inspirado en ellos! “Quiero tomar tu mano”, “Todo lo que necesitamos es amor”, “Help”. Son lindas letras y la música es conmovedora.
Sabemos que tienes un hobby: sos coleccionista. ¿Qué es lo más raro que podemos encontrar en tu casa? A mí me intriga… porque a veces nos conectamos y hay un cartel de fondo que dice “DEVOTO” y ¡uno no sabe si estás preso!
¡Esa puede ser una rareza! Ese cartel lo armé yo mismo, copiando los de las estaciones de trenes. Desde chico siempre fui fanático de los ferrocarriles. Tengo una cantidad de cosas que he ido encontrando y comprando y buscando y que me regalaron. Estoy decidido a armar una maqueta de ferro modelismo. Lo primero que ambienté es la habitación; será como una estación.
Y de todos esos objetos, el más preciado es mi colección de autitos marca Citroën… El Citroën me transporta… Era el auto del papá de Mafalda, el de la clase media o media-baja. El auto que tenía mi padre y nos íbamos a Mar del Plata en el Citroën, con la capota, que cuando cruzábamos un camión se embolsaba y parece que el auto ¡sale volando! Se ancla en recuerdos muy lindos, de las primeras décadas de la vida.
Si pudieras compartir un café con alguien de la historia, ¿con quién sería?
En la historia argentina, siempre tuve una particular admiración por Manuel Belgrano. Era al mismo tiempo un académico muy bien formado, pero también un pragmático con un compromiso social muy grande. Un visionario… Le pediría que me cuente cómo fue pergeñando los distintos pasos, desde su formación en derecho hasta ponerse a cargo de un ejército, tomar decisiones, hacer alianzas, ir viendo “esto es por ahí”.
Una de las formas de cambiar la historia es anticiparse un poquito a lo que uno ve que hace falta y ayudar a transformar en esa dirección. Para eso, el liderazgo, es necesario. Es un perfecto ejemplo de líder con humildad.
Vamos a los primeros años como médico. ¿Alguna anécdota como residente?
Hice mi residencia en clínica médica y advertí que me interesaba mucho involucrarme con los pacientes oncológicos. Lo que aprendí, era a tratar la enfermedad: el cáncer, los diferentes tipos de tumores. De a poco, fui advirtiendo que no era lo mismo atender a Juan con cáncer de pulmón que atender a María con cáncer de pulmón.
Empecé a descubrir la importancia de comprender a la persona, entonces hice una formación en psicología médica para poder trabajar con mayor competencia en el terreno de las emociones, de las conductas, en las ideas, de la comunicación, etc.
Y se dio una circunstancia… Había atendido a un paciente en el hospital con cáncer. Y luego no supe que había pasado con él. Tuve que ir al sur, porque estaba postergando el servicio militar. Me mandaron a Zapala. Viene un vendedor de libros de medicina y al saber mi especialidad, me propuso un libro escrito por Cicely Saunders, a quien yo desconocía. ¡Era la fundadora de los Cuidados Paliativos! Me ayudó a complementar lo que yo estaba buscando: cuidar más allá del curar.
Al tiempo me dicen: “Doctor, hay un paciente que lo necesita, está con una enfermedad muy avanzada” ¡Terminó siendo aquel hombre que yo había asistido en Buenos Aires! Ahí, vi que esa era la vocación que me estaba llamando: ocuparme más de aquellos que tenían enfermedad más avanzada. Cuando volví a Buenos Aires, comencé a formarme en cuidados paliativos.
Lo que yo consideraba que era un castigo (ir a Zapala) terminó siendo interpelación para elegir este camino. Don Julio, indudablemente, un paciente que dejó huella.
Otra paciente que recuerdo con mucho cariño, cuando estaba empezando a hacer cuidados domiciliarios: Regina. Me ayudó a ver que aún en el sufrimiento, ella pudo encontrar serenidad, paz. Y también yo pude encontrar serenidad y satisfacción por asistirla. Hubo ahí mucha compasión, mucho amor, mucha esperanza y mucha serenidad.
A esos pacientes les agradezco porque aprendí muchísimo. Quizás ellos no hayan advertido todo lo que me enseñaron.
Sabemos que tu papá era un hombre de gran caridad ¿cuál fue tu mayor aprendizaje de él?
Era una persona generosa, a quien le importaban los demás, con una profunda vocación docente. Era Ingeniero civil, pero su felicidad era la docencia. Creo que de ahí nació en mí una vocación docente.
Cuando comencé mi formación en el exterior en cuidados paliativos, los maestros que me guiaron, me hicieron ver la responsabilidad de que esa luz tenía que compartirla para iluminar a otros en mi propio país. Lo vi como un compromiso. Creo que todos tenemos que aprender en esto: compartir nuestros saberes.
Una pregunta especial ¿Qué sentiste cuando tu hija (Cecilia) te dijo que quería ser paliativista? ¿Qué consejo le diste?
Tengo tres hijos. Estudiaron y eran felices, lograron graduarse. Fue una inmensa felicidad porque veía que estaban construyendo su propio camino, estaban disfrutando.
¡Con Cecilia está el plus de que elige algo que yo conozco muy bien!
¡Al que estudió ingeniería industrial siempre le estoy preguntando cosas que no termino de entender! Pero con Cecilia hay otra complicidad, al mismo tiempo que siento una responsabilidad para que (como lo hizo siempre), vaya tomando sus propias decisiones y haciendo su propio camino. Puedo ayudarla, no sólo como profesional, sino como el papá.
A veces me pide algún consejo y a veces, yo le pido a ella, porque desde su juventud ve las cosas con una luminosidad distinta.
¿Cómo es el “Doctor De Simone” en el rol de abuelo?
Cecilia eligió una especialidad que yo hubiera querido: pediatría. Siempre tuve una particular afinidad por el trato y la comunicación con niños de cualquier edad. Estoy caminando por la calle, veo un nene, lo miro y le guiño el ojo, le hago una sonrisa.
Si hay algo que me cambió la vida realmente fue el nacimiento de mi primer nietito hace 3 años y medio; y mi segundo nietito hace 3 meses.
Yo tengo mi agenda; las obligaciones laborales y profesionales van primero. Lo demás lo ajusto si hay tiempo libre. Así, he reducido muchas veces mi tiempo. Pero el tiempo con mis nietos es innegociable. Aprovecho que mi hija va a yoga, entonces me quedo cuidando al bebé y dialogamos. Ya estamos estableciendo un lindo vínculo, él con sus 3 meses y yo con mis 68 años.
El mayor, me dice “Abu Gus”. Son diálogos hermosos. “Abu Gus, ¿Por qué cuando tomo helado me duele acá (la cabeza)?” Entonces, le explico… Y me pregunta: “Y, ¿qué es un nervio?”
Vamos caminando, descubriendo cosas, flores, puertas, escenarios… estimularle la curiosidad y él me la potencia a mí también.
Para cerrar, ¿Una frase que represente a Gustavo De Simone?
Esas canciones de Los Beatles; “todo lo que necesitamos es amor” y que “el amor que recibimos equivale el amor que damos” creo que me representa…
Me parece muy importante que nuestra sociedad vaya ayudándonos en la educación a nutrirnos en esta compasión. Porque es fácil sintonizar con el otro en situaciones de alegría, pero a veces nos cuesta esfuerzo cuando la situación no es de tanta alegría.
Sin embargo, ya no por experiencias personales, sino también por lecturas y evidencias científicas, aprendemos que ser compasivos con los otros también me da felicidad a mí.
Por eso, esa canción tan linda; “el amor que recibes equivale al amor que construyes” tiene mucho que ver con este camino de una sociedad más compasiva, con humanos más compasivos…
Y eso tiene mucho que ver con Pallium, que será tema de otra entrevista… pero ese es el ADN de Pallium, ¿no?
Yo creo que es el ADN de Pallium, sí.